viernes, 11 de septiembre de 2015

Sin título

Qué se hace cuando se escucha a la dictadura, cuando se escuchan sus historias y su memoria incorporizada se inscribe en la carne a través de la palabra ajena

Cuando el cuerpo reacciona ante el dolor de un discurso silenciado

Qué se hace cuando “aquello” es heredado y al hacerse escuchar no solo retorna y en el callar se eterniza, sino que haciéndose realidad nos entrampa en esa terrible estrategia del silencio

Y entonces, al no hacer, yo también callo y no callo únicamente “ese algo” que no se quiere hablar, sino que también aquel discurso anidado en el cuerpo

Una amputación (in)voluntaria que cercena dos preguntas:


¿Cómo me hago cargo de aquello que no viví? Y ¿desde qué lugar hablo de lo silenciado?

domingo, 6 de septiembre de 2015

Te apareces

Te apareces en soledades                                                      ajenas
Te apareces en compañías                                                    ajenas
Te apareces en comidas                                                        ajenas
Te apareces en recuerdos                                                      ajenos
Te apareces ahí donde nadie te ha nombrado
Te apareces de mañana
Te apareces de tarde
Te apareces de noche
Te apareces sin previo aviso

Te apareces
en soledades que perjuran  tu ausencia                                  mía
Te apareces
en compañías que abdican de tu ausencia                             mía
Te apareces
en comidas que nutren tu ausencia                                        mía
Te apareces
porque quizás nadie es capaz de nombrarte                         (mía)
Te apareces de segundos
Te apareces de días
Te apareces de siglos

Te apareces tuya



lunes, 20 de julio de 2015

(Hablemos)

Hablemos sin decir nada,
hablemos de otros o de cosas,
incluso eventos o el clima
Pues si hacemos estupideces
y hablamos de ti o de mí
caemos en un imposible,
pues no hay nada propio
ni nada más propio que lo ajeno

Nos dejamos de ver o yo dejé de verte
quizás tú me dejaste o ambos
-sin decirnos nada-
 convenimos en espaciar indefinidamente nuestros encuentros,
 como si intentáramos con la distancia encontrar algo perdido

Rápido me percaté que solo somos palabras pronunciadas por otro
y que la distancia solo servía para dar una ilusión de mismisidad
solventada en tus oraciones desgastadas,
terminé por necesitarte
como si tus ojos hubieran caído en algo desconocido dentro mío

Lo poco de mí lo había encontrado en tu risa,
aquella que siguió mi propuesta de que me hablaras de ti
y que yo hablara de mí
como si realmente hubiera algo semejante

Tú dejaste nuestros pensamientos,
yo dejé las letras y unos cuantos poemas suspendidos,
quise que otros regalaran oraciones,
palabras inertes a aquellos ingenuos
que todavía creen que hay algo a lo que llamar poesía