martes, 21 de diciembre de 2010

Si me preguntas qué es la vida

Si me preguntas qué es la vida,

tengo que decir que es una puta,

una ramera malnacida, de esas baratas

que con miradas y caricias

suscitan en el hombre el deseo,

Pero, no me entiendan mal, si digo puta

es porque es de todos

(No puedo decir lo mismo por lo de malnacida)


Si me preguntan qué es la vida,

tengo que decir que es una cínica,

una ramera hipócrita, de esas altivas

que dan limosna para aumentar su ego

Pero, ¿les digo algo?, entre nosotros,

me gusta su cinismo,

aquella mentira blanca,

que me susurra al oído, cuando me dice:

“Eres único”


Si me preguntarán qué es la vida,

debo decir que es caprichosa,

una ramera hipócrita mimada, de esas malcriadas,

que te hacen reír, que te agravian y te abandonan

Pero sabes, uno termina por acostumbrarse,

al final ya hago todo, con tal que al final de día

se acueste en mi cama

Ahora que lo pienso,

no hay palabra de género más acertado,

su aire femenino se nota a la legua,

junto con el sonido de sus tacones de aguja,

que marcan en mi pecho su ritmo acompasado,


Ahora que lo pienso,

Amor, si me preguntarás que es la vida,

creo que simplemente no te respondería.

Deja que los párpados caigan pesados

Deja que los párpados caigan pesados,
deja ahí el resplandor de la vela encendida,
la cama vacía y el papel arrugado,
deja que la oscuridad se ciña a tu cintura,
que pinte tus labios desgastados,
que levante tus pechos caídos,
que espante la paloma asustada,
Déjalo todo…
Ven conmigo y olvida

deja los zapatos de fiesta inmaculados,
la pintura y el poema suspendido,
deja el beso rojo en la almohada
y líbrate del camisón raído,
con la tela, apaga la luz de la luna
y con un suspiro ahuyenta las estrellas
deja que la cuerda se tense y levante tus alas
que quiebre la voz,
que desgarre el grito
deja ahí la vida abandonada

Acaricia el blanco cuello, la diadema morada,
Y con un suspiro atiza la llama alborotada
Deja que su fuego crezca con la mesa,
Que abrace tus libros y tus cartas
Que su lengua cálida seque tus lágrimas
Y que se abra paso a tu cuerpo

Despacio, cierra los ojos,
y deja que los párpados caigan pesados