Deja que los párpados caigan pesados,
deja ahí el resplandor de la vela encendida,
la cama vacía y el papel arrugado,
deja que la oscuridad se ciña a tu cintura,
que pinte tus labios desgastados,
que levante tus pechos caídos,
que espante la paloma asustada,
Déjalo todo…
Ven conmigo y olvida
deja los zapatos de fiesta inmaculados,
la pintura y el poema suspendido,
deja el beso rojo en la almohada
y líbrate del camisón raído,
con la tela, apaga la luz de la luna
y con un suspiro ahuyenta las estrellas
deja que la cuerda se tense y levante tus alas
que quiebre la voz,
que desgarre el grito
deja ahí la vida abandonada
Acaricia el blanco cuello, la diadema morada,
Y con un suspiro atiza la llama alborotada
Deja que su fuego crezca con la mesa,
Que abrace tus libros y tus cartas
Que su lengua cálida seque tus lágrimas
Y que se abra paso a tu cuerpo
Despacio, cierra los ojos,
y deja que los párpados caigan pesados
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