domingo, 10 de abril de 2016

#1

Empezó hace unos días, mientras jugábamos a conocer nuestros cuerpos y hablábamos en formato gemido, enroscándonos entre las sábanas de un motel.
Nos alejamos con la silueta de un beso imprimido en la frente que todavía no perdía su calor y que me recordaba los pliegues de tus labios.
Te re-inventaba en mi cabeza cuando aquello me agarró con su mano helada y como una culebra traspasó esfínteres y serpenteó hasta la boca del estómago
                                                               para quedarse ahí a cambiar de piel.  
De repente escupo escamas y siento como succiona la vida, trasponiendo sus ojos acuosos a los míos, la vida entonces se sucede como en un acuario y temo abrir la boca por miedo a morir ahogado.
Me pudro por dentro alimentándolo, siento como mis dedos se vuelven en ventosas y mi piel se excita. Tentáculos salen de mis cuencas vacías e intentan agarrar algo de esta realidad que me parece tan etérea.
Te hago el amor con la mirada, intentando sexualizar. No. Más bien reducir la vida a sexo. Cierro los ojos y recuerdos enterrados brotan y la serpiente se alimenta de ellos, se enrosca y genera presión en la ingle.
Un vaho sexualizado envuelve mis entrañas, erotizando suave y dulcemente. Se siente como después de un orgasmo. Poco importa la vida, la muerte,
Todo da igual en el ojo de la serpiente
Si te dijera me creerías loco, si te dijera “algo cambió, ahora soy una serpiente”, te reirías y yo me vería forzado a reír contigo, escuchando las carcajadas de ambos allá lejos entre los peces.  Lejos de los tentáculos, de las escamas, del sexo furioso que intenta llenar el vacío que ha dejado este gélido serpenteo en el vientre
Quizás si te hubiera dicho antes… quizás entonces me podrías haber salvado y tu risa me hubiera sacado de este trance, este limbo libidinoso que se asemeja al miembro erecto de un muerto.  Me apreto el pene a ver si llego a sentir, pero ya es demasiado tarde…
Soy una serpiente.
Soy culpa, demonio, deseo, frialdad,
Solo me queda buscar un cuerpo y en honor a ti retraso aquel momento inevitable en que me deslizaré por tus sábanas y anidaré en tus entrañas, intentando con tu sexo, el vello entre tus piernas, de sentir y vivir.
Reducirlo a aquella promesa primordial que algo arrastra del paraíso contaminado.
Vergüenza y culpa ¡Vergüenza y culpa! Falsa promesa de vida Falso sustituto a la muerte. Reptemos…ya nada tiene sentido.
Escucho nuestras risas, veo como nos acostamos.

Quizás me hubieras salvado si te hubiera dicho antes, si te hubiera dicho “Algo cambió, ahora soy una serpiente” Entonces hubiésemos reído y entonces hubiésemos vomitado culebras a carcajadas.

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